San Pedro de Atacama... que es San Pedro de Atacama, por qué tanto color con San Pedro de Atacama!
San Pedro es un pueblito ubicado en el altiplano del norte de Chile, en la segunda región de Antofagasta, y queda a 98 km de Calama, ciudad minera por excelencia y la más cercana a San Pedro. Está ubicado en una especie de valle, en la 'rivera' del Salar de Atacama y el clima es desértico (duh) mucho calor en el día y mucho, pero mucho frio en la noche. Su altura es de 2.500 msnm y tiene como 5000 habitantes.
En este pueblo se asentó la primitiva cultura atacameña, y fueron una de las culturas pre-hispánicas más desarrolladas de Chile. Vivían de la agricultura y del ganado. Creían en la vida después de la muerte y famosas son las momias encontradas en la zona, las cuales son las más antiguas del mundo y sus alrededores. Los muertos eran enterrados con ropajes, alimentos y herramientas. De hecho San Pedro de Atacama es un polo de atracción para los arqueólogos de todas partes.
Nosotros, sin ser arqueólogos ni nada parecido llegamos a San Pedro de noche, como a las 12 o 1 de la mañana y había bastante, aunque no mucho, movimiento. Lo primero que hicimos fué buscar el camping que Fabián conocía y se llamaba Buenas Peras y después de dar muchas vueltas por San Pedro, que es pequeñísimo, así que ya estabamos mareados de pasar siempre por donde mismo, la Camila, que iba mirando para atrás pegó el grito de que el camping lo acababamos de pasar. Fabián se bajó y habló con el Mamani que había ahí y llegaron a acuerdo y por fin pudimos acampar. Así que empezamos a armar las carpas, con mucho frio y con algo de viento, mientras por otro lado preparaban cafecitos y pancitos. Cuando estuvo todo listo hubo que puro atinar a acostarse y dormir para la gran aventura que tendríamos a partir del día siguiente.
Dormí pésimo. Con frio, mucho frio, con los pies helados, con la carpa mojada por dentro, por la condensación, habíamos puesto dos colchones inflables de forma horizontal, pero se separaon y todas las caderas estuvieron dobladas. Todo mal. Pero cuando nos levantamos y salimos de la carpa nos recibió un sol digno de ir a saludar como los Incas. El cielo era de un azul cielo increible y no había nubes, pero mucho frio!!! Tomamos desayunito y Fabián puso la radio de la Van, una estación local que no recuerdo como se llamaba, pero todaba pura música andina y chilena en general, así que era increible. El Mamani dueño del camping vino a conversar con nosotros y nos contaba cosas del lugar, él es indio atacameño y su abuelo o papá, que se estaba muriendo, había conocido 'al viejo zorro' (Padre Gustave Le Paige, un cura francés que vino a Chile a fines de los 60 a estudiar la cultura atacameña, realizar trabajos de arqueología y muchas cosas más) y él mismo nos contaba que este 'viejo' era el que mandaba en San Pedro, que no estaba ni ahí con los carabineros, ni con el alcalde, ni con los milicos (tiempo de Pinochet), que él mandaba y era muy malo! Hizo muchas cosas por San Pedro y por Atacama, pero fueron muchas más las cosas malas que las cosas buenas que hizo. Según el Mamani, el Viejo Zorro se había llevado las campanas de oro que habían en la iglesia y había puesto unas de bronce no más.
Fuimos a recorrer San Pedro de Atacama y lo primero es lo primero, fuimos al museo del Padre Gustave Le Paige. En este museo es donde tienen las momias más antiguas, entre ellas La Juanita. Hay mucha historia prehistorica de los pueblos que habitaron la zona, craneos con la morfología antigua, tablillas de rape (para pichicatearse), armas, alfarería, ufff... muuuchas cosas, pero lo que más impresiona son las momias, algunas de ellas son mujeres momificadas con bebitos momificados en sus brazos.
Después del museo nos fuimos a ver la famosa Iglesia de San Pedro de Atacama, igual chora, viejísima como ella sola, muy blanca que duelen los ojos, y los curas contradictorios como ellos mismos ya que habían dos carteles, uno a la entrada que decía: 'Sr. turista, no tome fotografías, esta es casa de dios y no un museo' y luego otro 'Sr. turista, la iglesia necesita muchas reparaciones, déjenos sus propinas'... Igual saqué fotos e igual no dejé propina. La anecdota que nos pasó es que en el altar mayor había una estatua de un santo sentado y con Adolfo no podíamos saber quien era, obviamente no era Jesús, quizá un santo o alguien de ese tipo, un Papa talvez... hasta que nos cayó la chaucha, era nada mas y nada menos que San Pedro (de Atacama)!!! jajajaja.
Cuando terminamos de recorrer la iglesia, nos fuimos a dar vueltas por el pueblo, de hecho lo más turístico que tiene San Pedro mismo es la iglesia, la plaza y la calle Caracoles donde todo el mundo se pasea para arriba y para abajo sin hacer nada, o bueno, buscando tours, internet, llamados telefónicos, tiendas de souvenir y restoranes. Todo eso está uno al lado del otro y dura como tres o cuatro cuadras, cuando uno termina esas cuadras tiene que volver porque se sale del pueblo jaja. Después de esa larga caminata nos fuimos a sentar a la plaza y estuvimos un buen rato ahí escuchando a los hippies renovados de la Universidad Católica como tocaban tambores y niñas hippies renovadas de la Universidad de Los Andes como bailaban al ritmo con una especie de girnaldas... y la verdad es que San Pedro tiene de todo tipo de gente, menos hippies de corazón, todos son poseros que compran sus morrales y mexicanos (polerones con gorro y bolsillo canguro) en la feria artesanal que está al lado del Apumanque, se sacan sus zapatos y andan a pata pela por la plaza y al momento de ir en excursión sacan sus mejores mochilas Doite.
En fin, cuando comenzó a correr mucho viento y a llenarnos todos los orificios de arena nos fuimos al camping a comer algo y no me acuerdo por qué, pero se nos pasó la hora, parece que nos pusimos a dormir, no sé. La cuestión es que cuando salimos de nuevo estaba atardeciendo y nos fuimos al Valle de la Muerte, un lugar espectacular al cual hay que llegar através de la Cordillera de la Sal, unas formaciones justamente de sal que dan susto, sobre todo de noche. Llegamos a unas dunas donde nos fuimos a ver la salida de la luna que en esa semana estuvo totalmente llena, así que era un deleite, estuvimos hasta que salió la luna y era todo tan brillante que mejor nos ibamos porque ya era muy fome. Y cuando ibamos bajando a Adolfo le vino la puna y cayó tirado, mareado y sin poderse mover. Estuvimos como 30 minutos esperando que se repusiera, levantándole los pies y dándole cafecito. Y estabamos en eso cuando mucha gente empezó a salir del valle y pasaban y pasaban y pasaban, era una especie de visión al estilo 'Los 4400'. Todos daban secretos de naturaleza para sanar al apunado, pero el apunado no quería nada, solo descansar.
Subimos al apunado a la Van y nos fuimos a comprar hojas de coca a Sn. Pedro, pero era carísimo, un paquete de como 100 gr. costaba $500 y el té de coca, que venía envasado como los té comunes y corrientes costaba $2.500, así que el apunado se tuvo que quedar sólo con las hojas de coca, las cuales todos nos pusimos a masticar. Después nos fuimos al camping e hicimos una fogata, y como llevamos marshmellows nos pusimos a comerlos enterrados en palitos, very typical chileans in the desert of atacam. Después que terminó la fiesta de la fogata nos fuimos a acostar y yo me abrigué más que jamaicano en Punta Arenas y dormí flor los mocos y todos fuimos felices.
Verónica amaneció con la gripe galopante, la cual traía desde Iquique, así que se quedó en el campamento base y nosotros después de tomar desayuno con MÁS frio que el día anterior, nos fuimos a sacar fotos de día al Valle de la Muerte. Fuimos al Pucará de Quitor pero había que pagar y no estabamos dispuestos a pagar por algo que le pertenece a todos los chilenos, que les cobren a los turistas extranjeros, no a nosotros, así que nos fuimos caminando por un camino lateral y llegamos a la Plaza de Quitor, donde habían unas figuras de caras en los cerros impresionantes, unos arcos que cruzaban el camino idem y el camino ese terminaba en una cueva inexplorada y virgen (yeah right). Esa fué nuestra gran aventura, adentrarnos a la cueva Fabián, la Pamela, Camila, Adolfo y yo, sin luz y sin oxigeno de reserva. Realmente fué increible entrar a esa cueva oscura donde de pronto entraba luz desde el techo porque habían unas aberturas que se filtraba sol. Para poder alumbrarnos en lugares donde podíamos caer a precipicios infinitos usábamos los flashes de las cámaras y así salieron varias fotos sin querer que después al revisarlas nos dimos cuenta que habían indios espiandonos y rocas afirmadas a presión en la cueva que podían caer en cualquier minuto sobre nosotros. Cuando salimos a Fabián lo picó una aveja. UNA ABEJA EN EL DESIERTO!!!... la única aveja que había logrado llegar a San Pedro de Atacama cruzan el desierto más seco del mundo y pica a Fabián y muere (la aveja, Fabián, al dia siguiente en Iquique, tenía toda la cintura hinchada).
La siguiente parada fué el Valle de la Muerte donde sacamos las fotos más lindas del universo, unos cafés increibles, mezclados con azules profundos, nubes de arena, cerros de sal cristalizada y lagos secos y resquebrajados. Quisimos ir al Valle de la Luna, pero decidimos ir a buscar a Verónica, desarmar el campamento base, comer algo y luego ir todos al Valle de la Luna para luego partir a Iquique porque Verónica estaba muy enferma, así que eso hicimos y partimos al Valle de la Luna a eso de las 16:00.
La idea era llegar antes de la puesta de sol, para verla desde allá, así que nos fuimos rapidito, cuando nos percatamos que había una barrera y estaba cobrando entrada!!!! no puede ser!!!! la cuestión es que Fabián con toda su labia le explicó a los Mamanis que estaban en la puerta que ya nos ibamos a Iquique porque se nos había acabado la plata, que en todos los lugares cobraban y que nosotros eramos todos profesores, todo esto para que nos hicieran un precio por los 6, y el Mamani se apiadó de nosotro y dijo: Ok, entonces entren no más. :O aún existe Dios!!! Así que ibamos a entrar cuando nos para de nuevo y nos dice: pero espere, deje explicarle como llegar y nos pasó unos trípticos y unos mapas. Partimos y dejamos el auto en un lugar donde llegaban todos los autos y buses de turismo y desde ahí había que caminar, subir por el costa de una duna gigante, luego cruzar esa duna por el lomo y llegar al mirador principal. La vista de ese lugar fué impresionante y mucho del espectáculo era proporcionado también por los mismos turistas que iban subiendo a la duna y luego cruzando la duna ya que la duna hay que cruzarla en fila india. Nos aperamos bien de anteojos de sol, abrigos y cámaras, dejamos a la Verónica en la Van y comenzamos a subir con cientos de turistas que nunca supimos de donde habían salido. Subimos la gran duna y cuando llegamos arriba, una vista avasalladora nos llenó, el gran Valle de la Luna estaba a nuestros pies, San Pedro de Atacama a lo lejos, el vasto desierto de atacama cubriendolo todo y el volcán Licancabur presiendiendo la cadena montañosa, colores, rojos, anaranjados, amarillos, blancos, mezclados con el azul del cielo. No nos importó el viento ni el frio, el lugar era hermoso. Tomamos un segundo aire y enfilamos por el lomo de la duna, donde cabía sólo una persona y si una segunda pasaba por el lado corria el riesgo de caer y caer y caer... por la duna, obviamente. Esa caminata fué eterna, caminar por arena, con viento y frio, apurados para alcanzar a ver la puesta de sol. Pamela no pudo y casi se devolvió, pero al ver que estaba más cerca del mirador que del lugar de partida se dió animos para seguir. Cuando llegamos al mirador de roca, la vista una vez más fue estremecedora, ver una formación como silla de montar con todos sus colores, el sol poniéndose y el cielo anaranjado, tiñendo el resto del desierto y la Cordillera de los Andes. Ahí estuvimos descansando y admirandonos de las bellezas de nuestro Chile por mucho rato. Al final el frio fué tanto y el viento más aún que decidimos emprender la retirada con dolor, sin haber visto salir la luna ya que se demoraría como una o dos horas en salir.
Fué increible y la vuelta fué practicamente en silencio. Nos despedidos de San Pedro de Atacama al comenzar la noche y el cielo lleno de estrellas fué el telón de fondo.
Ya de vuelta paramos en Calama para echar bencina y pasar a un Esso Market o Pronto Copec o un Tiger Market (para que no digan que soy parcial los nombré a todos) para comer algo. Pasamos al mall a hacer pichicito y salir de Calama, enfilar hacia Chuquicamata y partir hacia Tocopilla. Todos durmieron y con Fabián ibamos adelante, él manejaba, yo ponía compacts de reggetón para que él no se durmiera. La bajada es aburridísima, por caminos largos y monótonos, sobre todo de noche, sin embargo cuando uno va a llegar a Tocopilla la bajada es muy pronunciada, entre cerros y muchas curvas, se forzó tanto la Van en bajar que en una curva casi no frenó y Fabián atinó a ir más lento, los frenos le comenzaron a fallar a la entrada de Tocopilla, así que decidimos parar en una bomba de bencina para revisarla, cuando nos detuvimos en la bomba empezó a salir mucho humo y los bomberos nos miraron con cara de pánico y gritaron: avance avance! se está incendiando!!!! así que Fabián movió la Van más lejos de donde podía explotar todo y nos bajamos y de las ruedas estaba saliendo fuego! eran las pastillas que venían quemándose. Después de que apagamos el fuego se fijaron que la Van no estaba frenando como debía así que a eso de las 00:00 buscando un mecánico que la reparara. Todo mal. Todos con sueño y todos con frio. Encontraron un mecánico que arregló los frenos (supuestamente) y con mucho cuidado nos fuimos a Iquique, esta vez Verónica se fué manejando y Fabián murió de sueño en el asiento de atrás, yo me fuí conversando con ella todo el camino y ya no daba más de sueño, fuí tan feliz cuando vi el aeropuerto de Iqq porque ya quedaba solo media hora, yo no resistía el sueño y cuando ibamos casi entrando a Iqq, aún con desierto, empecé a alusinar pesao porque veía bosques a la orilla del camino, bosques gigantes! como robles!.
Llegamos a la casita como a las 5:00 am, 'tiramos' la Van adentro de la casa y todos nos fuimos a acostar.
Fué un viaje demasiado lindo, no paramos de reir en todo el camino, los paisajes eran extraordinarios y todo resultó de las mil maravillas. Si iría de nuevo a San Pedro de Atacama? lo pensaría, porque a mi edad hay que cuidar los huesos del frio. Iría para terminar de conocer los Gaysers y el mismo salar. Sin embargo no puedo terminar este correo sin decir que quien no ha ido a San Pedro de Atacama lo tiene que hacer, es algo que tiene que conocer, como tantos otros lugares de Chile.
Y ahora que se me agotaron las palabras les dejo besos y abrazos y gracias por leer el relato de mis vacaciones. Después mando el link de las fotos.
Andrés.
http://www.sanpedroatacama.com/
Andrés, llegué a tublogg...mientras buscaba, hospedaje e info sobre San Pedro...lo cierto es que fue más que reconfortante, leerte, y escuchar un poco más de dichar región, la cual espero sin mas conocerla en breves!
ResponderBorrarkami_manager@yahoo.com.ar
SAludos!!!
Camila